El concepto de motivación
Contrariamente a la concepción tradicional a partir de la cual se consideraba al docente como principal agente motivador, hoy en día el alumno toma un papel significativamente activo en el que al interés por el aprendizaje se refiere. Así, en la actualidad son muy diversos los factores que se han aceptado como determinantes de la motivación que presenta el alumno en relación a la construcción de su propio conocimiento. La totalidad de estos factores se dividen en tres áreas principales: los aspectos personales, los aspectos ambientales y la interacción entre ambos.
En cuanto a los primeros, cabe destacar tanto los objetivos establecidos como el conjunto de procesos mentales que intervienen en el desarrollo de la motivación. De este modo, los puntos claves en lo que a procedimientos mentales o cognitivos se refiere, devienen muy relevantes fenómenos como: las creencias y percepciones del individuo sobre su propia capacidad, las causas a las cuales este atribuye sus propios resultados, la concepción del tipo de metas y expectativas que se ha fijado alcanzar y el razonamiento sobre la manera de afrontar las tareas estipuladas a realizar para cada objetivo. En cuanto a los factores externos o ambientales, es destacable la influencia del contexto educativo ejercida sobre el alumno, las circunstancias externas y experiencias previas o el tipo de contenidos a interiorizar.
Derivado de esta nueva concepción, la pretensión principal actual radica en el fomento de un aprendizaje autorregulado, en el cual el propio alumno mediante diferentes procedimientos es capaz de forma más autónoma (aunque sigue contando con la guía docente) de orientarse al logro académico exitoso de manera voluntaria y autodirigida.
En la vertiente psicopedagógica, George Kelly* (1955) define la motivación como la forma de estimular la voluntad de aprender, diferenciando tres objetivos en el proceso de aprendizaje: despertar el interés, estimular el deseo de aprender hacia el esfuerzo y dirigir este mismo hacia finalidades adecuadas y previamente definidas.
Una de las ideas principales subyacentes al concepto de motivación es el carácter volitivo y/o voluntario que este presenta. La motivación requiere por un lado del conocimiento del hito que se desea conseguir, la asunción de un compromiso para llegar a conseguirlo y, por el otro lado, del significado que para el individuo tiene el hecho de conseguir este hito.
La motivación intrínseca (MI)
La motivación intrínseca se define por el procedimiento motivacional en el cual el interés se encuentra orientado a la satisfacción obtenida por la realización de la propia tarea siendo independiente de factores o recompensas externas. En el ámbito del aprendizaje, la motivación intrínseca se da en el momento en el cual el alumno concibe la adquisición de conocimiento como meta en sí misma, sin esperar ninguna otra consecuencia satisfactoria derivada más que el saberse competente y capaz de haber realizado la tarea de forma exitosa. Los individuos que presentan este tipo de motivación atribuyen los logros y fracasos a factores internos y controlables.
Con el fin de determinar cuáles son los factores diferenciadores que determinan el motivo por el cual bajo las mismas condiciones de aprendizaje e idéntica capacidad intelectual unos alumnos consiguen niveles óptimos de motivación intrínseca y otros no, varios autores han realizado numerosas investigaciones en lo referente a esta cuestión. Los hallazgos obtenidos indican que la inteligencia y el esfuerzo invertido en el proceso de aprendizaje son fenómenos variables y modificables; que la motivación depende en muy alta medida de la creencia del propio individuo tanto sobre su capacidad para modificar su competencia y habilidad académica como del conocimiento sobre como abordar la tarea que tiene que superar; y que el tipo de apoyo o guía que recibe el alumno también influye en el nivel y en el tipo de motivación que el sujeto presenta.
A partir de todo esto, como conclusiones derivadas de los hallazgos indicados se ha deducido que debe fomentarse en los estudiantes la creencia que ellos mismos son los responsables de su propio comportamiento y que los docentes pueden potenciar estas conductas «de origen” en sus alumnos; que el docente debe actuar como una guía de referencia a partir de la cual el alumno decide en último término como elabora su conocimiento y aprendizaje; y que es necesario entender el desarrollo de la responsabilidad personal como elemento clave y causal en la consecución de éxitos y fracasos académicos.
Cómo se ha comentado anteriormente, el fomento de la motivación debe ser promovida por el estudiante principalmente. Aún así es fundamental que los diferentes ambientes de interacción donde se ubica el estudiante (familia, equipo docente y conjunto social general) tienen que favorecer esta predisposición positiva del alumno hacia el aprendizaje. De este modo, las relaciones interpersonales que el alumno establece con los miembros de cada ambiente será un elemento clave en el desarrollo del interés y la motivación académica. Esta interacción facilitará la evaluación constante del flujo de motivación que la estudiante expresa y permitirá ir adaptando los elementos influyentes a su favor.
Estos elementos, según la aportación de Lepper y Hodell** (1989), hacen referencia al nivel de desafío (mayor nivel de motivación en tareas de dificultad moderada), curiosidad (contenidos desconocidos), la sensación de control en el proceso de adquisición y construcción del conocimiento por parte del alumno y la fantasía (la combinación de la creatividad o el juego). Por su parte Tapia (1991)*** añade algunos aspectos más a los propuestos por el primer autor, a saber, la relevancia (la relación y conexión entre los conocimientos), la comprensión (el ajuste entre conocimiento previo y conocimiento nuevo), las autoinstrucciones y la autonomía (como guía de autorregulación del alumno durante el propio aprendizaje) y pautas para la exposición a experiencias numerosas de aprendizaje o para promover una evaluación de la interiorización de conocimientos más activas por parte del alumno.
La motivación de logro (ML)
La motivación de logro es un concepto introducido por Atkinsony Birch**** en la década de los 70 que hace referencia a la motivación que dispone un individuo que lo guía en la consecución de una meta determinada de forma exitosa. Este término ha sido utilizado en el ámbito académico y explica las diferencias entre aquellos alumnos más orientados a la consecución del éxito (mayor motivación de logro) y aquellos alumnos más centrados en la evitación de fracaso (menor motivación de logro). Cada unas de estas fuerzas se compone de tres fenómenos: la fuerza del motivo, la expectativa (probabilidad de ocurrencia) y el valor del motivo. Dependiendo de la intensidad de cada uno de estos elementos, el sujeto estará más o menos dirigido a la motivación de logro. Los alumnos con mayor ML prefieren tareas de dificultad moderada, puesto que la probabilidad de éxito y de fracaso es similar y en caso de superarla adecuadamente obtendrán el reconocimiento por el éxito obtenido. Por el contrario, los estudiantes con baja MI optar por tareas de escasa dificultad donde la probabilidad de fracaso es menor.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
* Kelly, George A. The Psychology of Personal Constructs (1955).
* Lepper, M. R. y Hodell, M. Intrinsicmotivation in the classroom (1989).
*** Alonso Tapia, J. Motivación y aprendizaje en el aula. Cómo enseñar a pensar (1991).
****Atkinson, J. W. y Birch, B. Introduction tono motivation (1978).
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