INTERVENCIÓN PSICOPEDAGÓGICA EN EL ACOSO ESCOLAR: LA MEDIACIÓN

Cuando se da una situación de acoso escolar en el contexto educativo deviene fundamental una intervención tanto temprana, en la que cabe actuar ante las mínimas evidencias sobre la ocurrencia del hecho, como multidisciplinar, donde intervengan los diferentes grupos profesionales y familiares implicados en la situación (el equipo docente, el equipo psicopedagógico y psicológico y otras instituciones de carácter sanitario o social, si el caso lo requiere). Aunque el objetivo final de la intervención se orienta a promover acciones y comportamientos preventivos respecto de estos tipos de episodios de violencia en el contexto de las escuelas e institutos, en la actualidad queda un largo camino a recorrer en el logro de esta meta. A continuación se exponen las pautas de intervención en el ámbito escolar que se ponen en marcha de forma prioritaria cuando tiene lugar un episodio de acoso entre el alumnado.

 

Prevención de la violencia escolar

Un paso previo a considerar en el conjunto de las actuaciones sobre prevención de la violencia deviene la distinción conceptual entre violencia reactiva y violencia instrumental. La primera se da en episodios iniciales cuando la víctima es sometida a una situación de tensión extrema en la cual la persona percibe su incapacidad para canalizar el estrés experimentado y afrontar la situación asertivamente. Una vez que se dan varios episodios de este tipo y la figura del agresor obtiene algún beneficio u objetivo propuesto cuando aplica esta reacción violenta contra la víctima, esta respuesta se ve fortalecida y reforzada positivamente, por lo que tiende a repetirse con mayor frecuencia. En este momento la violencia ha dejado de ser reactiva para convertirse en instrumental. De este modo, el emisor de tal comportamiento violento “aprende” que esta es la única forma viable de afrontar las situaciones en general, por lo cual no intenta poner en práctica otras alternativas no violentas.

Los procedimientos más eficaces en el contexto aula que el equipo docente puede poner en marcha para atajar este tipo de problemática y erradicar su aparición están orientados a:

– Trabajar en la mejora de la calidad de vida con el fin de evitar experiencias de tensión o estrés excesivo en las relaciones sociales del alumnado.
– Ofrecer vías y contextos comunitarios no críticos en los cuales poder expresar y exteriorizar sentimientos de ira, tensión, malestar subjetivo con el fin de que el grupo ayude a encontrar formas más adaptativas en el afrontamiento de determinadas situaciones (habilidades de comunicación, negociación y de solución de problemas), a la vez que los asistentes se puedan sentir escuchados y apoyados.
– Realizar programas preventivos en los cuales se enseñen formas alternativas a la violencia de afrontar situaciones interpersonales diversas.
– Realizar actividades de reflexión donde se analice detenidamente el significado de la violencia y de las consecuencias que provoca este tipo de funcionamiento. A la vez, promover que las figuras de referencia como los educadores y los padres actúen contra ella, condenándola y estableciendo límites comportamentales.
– Fomentar y dotar de una connotación positiva el hecho de denunciar este tipo de prácticas comportamentales y tener ante ella una actitud beligerante y crítica.

El docente que se encuentra a cargo del grupo clase debe aplicar una serie de medidas de detección e intervención de comportamientos que sean susceptibles de convertirse en episodios de acoso escolar. Más concretamente, a nivel de acciones por parte del profesorado en el aula, se propone:

– Realizar un análisis más detallado del tipo de relaciones interpersonales que se establecen entre los alumnos del grupo para identificar qué perfiles pueden ser sensibles a adoptar el rol de agresor o el de víctima.
– Abordar mediante diferentes actividades de reflexión y debate el tema del acoso escolar de forma directa y abierta facilitando el diálogo entre el grupo.
– Fomentar a través de una metodología inclusiva e interactiva actitudes como el trabajo cooperativo o la participación activa y equitativa de todos los miembros del grupo clase.
– Potenciar el desarrollo y asunción de responsabilidades en el aula.
– Realizar un seguimiento continuo con el fin de valorar la aplicación de todas las medidas aplicadas respecto de la intervención contra el acoso escolar.
– Tener presente las particularidades, intereses, motivaciones y capacidades de cada integrante del grupo clase, fomentando el respecto de las diferencias entre ellos.

Es recomendable que la intervención por parte del equipo docente sea rápida y contundente aunque también debe ser inicialmente discreta. En muchos casos tan sólo con las acciones mencionadas el episodio de acoso tiende a diluirse exitosamente.

 

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La mediación: objetivos y niveles de intervención

La mediación es un tipo de intervención que tiene el objetivo final de procurar un ambiente escolar seguro y lejos de conflictos, como la ocurrencia de un episodio de acoso escolar o el ejercicio de la violencia entre los miembros de la comunidad educativa de un centro escolar determinado. A diferencia de la metodología tradicional que basa su filosofía en castigar o aplicar la represión a los implicados de manera exclusiva, la mediación intenta acercar posturas enfrentadas, fomentando el diálogo entre ellas de forma que pueda resolverse el conflicto más constructiva y eficazmente. Así, la utilización de medidas correctoras fundamentadas en la violencia (como el caso de la punición estricta o la represión) únicamente alimentan el hecho que estos conflictos que intentan atajarse se incrementen en un futuro. En la mediación, se huye de la idea de culpabilidad y se adopta una concepción de asunción de la responsabilidad de lo acontecido, se trabaja la aceptación de la discrepancia como un fenómeno natural e inherente en el ser humano y se destierran los funcionamientos relacionales basados en el poder-sumisión entre los individuos, todo ello utilizando la reflexión, el debate y la expresión abierta de opiniones y el fomento del respeto hacia el otro. Más concretamente, la mediación pretende:

– La reducción de la hostilidad y el establecimiento de una metodología comunicativa eficaz.
– Fomentar la comprensión de intereses y necesidades propios y ajenos de manera tolerante.
–  Promover la realización y aclaración de dudas surgidas del punto anterior.
– Reflexionar sobre temáticas complejas que no se han abordado anteriormente, posibilitando una toma de perspectiva alternativa sobre el tema en cuestión.
– Ayudar a las personas a comunicar nuevas ideas y comprobar cómo son aceptadas por el resto del grupo.
– Moderar las exigencias que no son realistas.
– Ayudar a formular acuerdos que resuelvan los problemas actuales.

Entre los requisitos que debe satisfacer un proceso de mediación se destacan las siguientes aspectos:

– Consentimiento informado de todas las partes implicadas.
– Participación voluntaria a las sesiones de mediación.
– Confidencialidad del contenido tratar a las sesiones.
– Colaboración de todos los asistentes para llegar a acuerdos o soluciones concretas.
– Fomento de la autodeterminación y asunción de las responsabilidades de los hechos.
– Imparcialidad o neutralidad en el tratamiento de las partes implicadas.

Los niveles que se diferencian en el proceso de mediación ante la ocurrencia de una experiencia de bullying o conflicto grupal se corresponden a:

1) La mediación entre pares, en la cual participan una serie de alumnos designados específicamente por su capacidad para atajar este tipo de conflictos entre iguales.
2) La mediación de docentes o tutores, en caso de que no se haya interrumpido el episodio mediante la anterior opción.
3) La mediación de directivos o supervisores, si las dos alternativas expuestas no han resultado efectivas.

 

A modo de conclusión

Tal como se comentaba al inicio del artículo, se insiste en el hecho de promover actividades que faciliten la interiorización de comportamientos y actitudes prosociales, es decir, de comportamientos positivos hacia los otros, así como valores de empatía, tolerancia y respeto que sirvan de factores protectores ante la aparición de situaciones de riesgo de acoso escolar. El abordaje de esta problemática cada vez más habitual pone de manifiesto que la implicación tanto a nivel de educadores, familias y sociedad en general, deviene un aspecto clave en la incidencia como en la evolución de este fenómeno tan inquietante.

 

Referencias bibliográficas

Blanchard, M; Muzás, E. (2007).  Acoso escolar. Desarrollo, prevención y herramientas de trabajo. Narcea ediciones.

Ortega, R. (2010). “Agresividad injustificada, bullying y violencia escolar”. Alianza  Editorial. Madrid.

Ricou, J. (2005). “Acoso escolar”. RD editoriales.

Rozenblum de Horowitz, S. (1998). “Mediaciónen la escuela. Resolución en el ámbito educativo adolescente”. Aique editoriales.

Serrat, A. (2002). “Resolución de conflictos. Una perspectiva globalizadora”.  Editoriales  Praxis.

Serrate, R. (2000)” Bullying – Acoso Escolar” Editorial Laberinto.

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