En esta ocasión, respondemos nuevamente a una entrevista para una investigación académica en la que reflexionamos sobre el estado actual del abordaje farmacológico en el trastorno por déficit de atención.
1. ¿Crees que a los niños con TDAH se les tendría que administrar fármacos? ¿Qué mejoras aportan los fármacos a los niños con TDAH?
Para responder a esta cuestión creo que es relevante destacar que detrás un mismo diagnóstico de TDAH, pueden diferenciarse varios perfiles con sintomatologías, dificultades y afectaciones diversas (atencionales, hiperactivas, impulsivas, etc). Por lo tanto, no se puede establecer un criterio uniforme a aplicar en todos los casos. Así, para cada sujeto se debe valorar de manera individualizada la problemática que presenta y determinar cuál es la intervención más adecuada. Durante mi trayectoria he trabajado en casos que han evolucionado bien sin medicación y otros en que la medicación ha ayudado a estabilizar en un cierto grado la intensidad de la sintomatología, lo cual ha permitido trabajar contenidos psicoeducativos y terapéuticos con mayor eficacia.
Dicho esto, las conclusiones que las investigaciones han extraído sobre este campo de conocimiento, indican que la modalidad de tratamiento multicomponente, es decir, la intervención que combina componentes psicoeducativos y psicopedagógicos con la de tipo farmacológico, es la que obtiene un mayor índice de eficacia. En todo caso, desde mi vertiente profesional y en base a la experiencia que he podido adquirir durante los años que llevo ejerciendo como psicóloga, considero que se debería dar mucho más peso y relevancia a las intervenciones de carácter psicoeducativo por ante aquellas farmacológicas. Con las primeras, se trabajan recursos y estrategias que pueden facilitar una gestión psicológica y psicopedagógica más adecuada y a largo plazo de las dificultades a nivel atencional, emocional, conductual, académico, personal, etc. del alumno, así como también ofrecer orientaciones a las familias y a los equipos docentes. Por el contrario, la efectividad de los fármacos en general y no solo en el TDAH, es más significativa en etapas iniciales del tratamiento, como decía anteriormente, para estabilizar los síntomas. Los fármacos que con más frecuencia se prescriben en diagnósticos de TDAH son psicoestimulantes, como el metilfenidato, que ayudan a canalizar y optimizar la función atencional del sujeto, así como también tienen una función de disminución de los signos de impulsividad.
2. ¿Crees que la medicación para el TDAH es segura para los niños?
Los tratamientos farmacológicos en la mayor parte de los casos se empieza a indicar en niños mayores a los 6-7 años y no antes, debido al carácter elevadamente sensible de neurodesarrollo en que se encuentran los niños en esta primera etapa vital, siempre y cuando se haya llevado a cabo una cumpleta valoración psicológica que así lo justifique. Los estudios realizados que han analizado si estos tipos de tratamientos pueden ser perjudiciales o no para los niños afirman que son seguros, puesto que no se ha observado la aparición de efectos adictivos significativos.
Sobre este punto, mi opinión personal es que la influencia y los intereses que la industria farmacéutica representa también están jugando un papel importante al promover una postura de defensa generalizada y sin cuestionamiento de los abordajes farmacológicos en el tratamiento del TDAH. Por este motivo considero que sería importante trabajar con mayor énfasis en la dirección de realizar mayor índice de investigaciones imparciales que aportaran más conocimiento y aclararan esta controvertida cuestión.
3. ¿Cómo la medicación puede mejorar la autoestima de los niños?
Como comentaba anteriormente, el enfoque que realmente es capaz de ofrecer contenidos, recursos personales y académicos y estrategias de afrontamiento emocional eficaces ante las dificultades que el niño con déficit de atención puede presentar es el abordaje psicológico, psicopedagógico y psicoeducativo. En este tipo de tratamientos se trabaja conjuntamente con el alumno y su entorno para que adquiera los recursos psicológicos que le facilitarán un afrontamiento más activo de las situaciones que cotidianamente le provocan malestar, como por ejemplo, tener un bajo rendimiento escolar, no tolerar la frustración ante su dificultad atencional, compararse y sentirse inferior respecto de los demás, sufrir una disminución de la motivación por los aprendizajes, desarrollar inseguridades personales o alteraciones en la conducta, experimentar una disminución de su autoestima, etc.
La medicación no está orientada a este tipos de hitos, sino más bien a posibilitar una mejora en la regulación de la capacidad atencional y de la impulsividad, disminuyendo de manera cuantitativa la intensidad de este tipo de síntomas, pero no trabaja a un nivel más cualitativo como lo hacen las intervenciones psicoeducativas.
4. ¿Qué piensas de los tratamientos alternativos (homeopatía, Flores de Bach, osteopatia…)?.
La naturaleza del ámbito profesional al que me dedico, la salud mental, está inevitablemente y estrechamente vinculada al conocimiento científico que constantemente se va ampliando gracias a los resultados que se extraen de las investigaciones y estudios realizados. Estos hallazgos devienen una referencia rigurosa que sirve como guía en el desarrollo de nuestra función como psicólogos, puesto que muestran qué intervenciones son más adecuadas y eficaces ante cada problemática o afectación psicológica. En referencia a este tipo de terapias alternativas, parece observarse un consenso significativo de la comunidad científica que indica que no se puede afirmar que este tipo de intervenciones hayan probado su eficacia como elemento principal ante una afectación psicológica (depresión, trastornos de ansiedad, etc.). Por lo tanto, y según mi punto de vista, su utilidad se encuentra más vinculada a un potencial «efecto placebo» y creo que la proliferación y el aumento de las personas que parece que cada vez priorizan este tipo de terapias por delante de una intervención psicológica que sí cuenta con el apoyo del conocimiento científico, deviene un fenómeno inquietante que habría que reflexionar y analizar en profundidad.
5. ¿Crees que el TDAH está sobre diagnosticado? Si es así, ¿crees que puede estar relacionado con los beneficios de la industria farmacéutica?
Bajo mi punto de vista, sí. Considero que está sobre-diagnosticado y que, entre otras, una de las causas se relaciona con los intereses de la industria farmacéutica, como comentaba anteriormente. Creo que en los últimos años se ha evidenciado esta tradicional tendencia al sobre-diagnóstico y por este motivo se está investigando con más énfasis sobre este aspecto para aclarar esta cuestión y poder obtener criterios más fiables que faciliten una definición más específica y cuidadosa de qué es el TDAH y qué no lo es. Hace falta aún un largo camino a recorrer en este sentido, según mi parecer, puesto que es observable la enorme controversia y debate que la conceptualización del TDAH ha generado, y genera todavía hoy en día entre la comunidad de expertos.
6. Hay expertos que dicen que que la medicación del TDAH no es un tratamiento sino un dopaje, estás de acuerdo con esto? Qué opinas de»afirmación».
Tal como decía, existe una considerable discrepancia entre los expertos sobre muchos de los aspecto que rodean al TDAH. Una de las figuras de referencia que se muestra crítica tanto con el abordaje farmacológico de esta entidad nosológica como sobre la propia existencia del trastorno es Marino Pérez, una referencia nacional de la psicología clínica, catedrático de la Universidad de Oviedo. Pérez defiende que estos niños no tienen ninguna afectación cerebral, que se les da la medicación porque no sean una molestia para los demás y que los criterios que figuran en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) no son bastante claros como para considerarlo un trastorno mental.
Yo considero que se debe ser muy prudente y riguroso en las valoraciones psicológicas que realizan los profesionales y que, más allá de establecer una etiqueta diagnóstica o trastorno, habría que orientarse a ver qué dificultades o particularidades presenta el niño y ofrecerle el apoyo y las herramientas psicológias y cognitivas por tal de garantizar un desarrollo personal y social lo más óptimo posible. En este sentido, me encuentro en una posición más bien crítica con el abordaje exclusivamente y prioritariamente farmacológico que se da en este tipo de casos.
7. ¿Crees que ha habido nuevos descubrimientos al respecto? En caso afirmativo, ¿cómo han influido o han cambiado tu punto de vista?
Creo que el hecho de haberse posado de manifiesto la existencia de un sobre-diagnóstico y de las posturas contrarias que los expertos poseen en referencia al TDAH ha posibilitado que haya un aumento de las investigaciones y de los estudios que pretenden aclarar esta carencia de consenso, tal como afirmaba anteriormente. Por otro lado también son más evidentes las consecuencias y los efectos que la era tecnológica está causando en el funcionamiento mental, cognitivo y emocional en los individuos de la sociedad actual. El hecho de estar rodeados de tanta información, de tanta inmediatez y de hacer uso constantemente de tantos aparatos digitalizados no está favoreciendo precisamente que los niños de hoy en día puedan disponer de unos niveles atencionales y de concentración adecuadas y suficientes. Por este motivo, creo que hace falta mucha información y orientación a las familias sobre los peligros que el abuso de las «pantallas» puede ocasionar en los niños y adolescentes en la actualidad.