INTERVENCIONES EFICACES EN EL ACOSO ESCOLAR: LOS PROGRAMAS SEL

El acoso escolar es un fenómeno que cada vez preocupa más tanto al conjunto del propio alumnado como a las familias y otros colectivos de educadores que trabajan con población infantil-juvenil. Pese a la enorme inquietud y desasosiego que puede generar la aparición de casos extremos en los medios de comunicación, un aspecto positivo deviene precisamente el auge de la toma de conciencia, el incremento en el porcentaje de denuncias y la proliferación de investigaciones y estudios con rigor científico que analizan el tipo de intervenciones más eficaces ante tal problemática. Así, cada vez se sabe más sobre el bullying y ello permite adoptar un papel más activo a la hora de conocer qué procedimientos cabe seguir a la hora de detectar, de intervenir y de prevenir este tipo de comportamientos agresivos y nocivos entre el alumnado.

La aportación de Salmivalli: el Método KIVA

En este sentido, la perspectiva de Christina Salmivalli y su equipo de investigadores, expertos de larga evolución en la temática del acoso escolar, parece una de las más interesantes de entre los distintos abordajes teóricos que hasta la fecha han podido diferenciarse a fin de entender el mecanismo psicológico que subyace a la ocurrencia del acoso escolar. La autora y sus colaboradores, a lo largo de su trayectoria en el estudio del fenómeno han determinado que un elemento fundamental que actúa como factor mantenedor de este tipo de prácticas de maltrato y violencia entre escolares se relaciona con el poder de recompensa social que obtiene el agresor por parte de los individuos espectadores en las situaciones de acoso. Este refuerzo pasa por alentar al agresor riendo o bromeando ante su conducta o prestar atención a su actos de acoso hacia la víctima. Al parecer, y de forma congruente con las contribuciones de otros especialistas en la materia, las motivaciones que persiguen los niños y las niñas que acosan se orientan a alcanzar un mayor estatus social, así como también un incremento del nivel de atención y validación por parte de los iguales. Todo ello se traduce finalmente en una percepción de mayor poder o liderazgo personal ante los demás. Así, cuando dichos observadores no otorgan este refuerzo al agresor, sino que rechazan sus actuaciones y ofrecen su apoyo a la víctima, se consigue disminuir muy significativamente la probabilidad de presencia de comportamientos de acoso. En conclusión, cabe orientar de forma considerable las intervenciones frente al acoso escolar en el papel e implicación que el colectivo de espectadores ejerce en este tipo de escenarios.

De esta idea parte esencialmente el denominado Método KIVA, fundado por dicha autora hace ya más de una década, cuyos programas de intervención iniciaron su trayectoria en las escuelas finlandesas y que actualmente se aplican en muy diversos países del mundo con unos resultados bastante prometedores.

 

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Los programas de Aprendizaje Social y Emocional (SEL)

Tal como se indicaba anteriormente, el aumento del conocimiento de los estudios realizados sobre la temática en los últimos años han permitido conocer la eficacia diferencial que los diversos tipos de intervenciones ante el acoso escolar pueden proporcionar de forma general. Uno de los puntos más destacables hace referencia al cuestionamiento a la hora de aplicar ciertas concepciones más tradicionales y más vinculadas a aspectos confrontativos o punitivos ante, sobre todo, el rol del acosador. Así, en la actualidad parece corroborarse una mayor eficacia en las intervenciones cuando se ponen en marcha enfoques más pedagógicos, constructivos y reflexivos.

Uno de los ejemplos más claros de este tipo de prácticas más positivas se relaciona con el auge en la implementación en los centros educativos a escala internacional de los denominados programas de Aprendizaje Social y Emcional (Social and Emotional Learning), cuyos contenidos comparten muchos de los elementos que se incluyen en el anteriormente indicado Método KIVA.

De forma más concreta, organizaciones como la Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning (CASEL), han realizado estudios que demuestran que al dotar al alumnado, y a la comunidad educativa de forma general, de competencias emocionales y sociales, las conductas de acoso se vuelven incompatibles con aquellas y por ende, estas últimas acaban disminuyendo en frecuencia. Según la definición de esta organización, los programas SEL son un «conjunto de procesos mediante los cuales los niños y los adultos adquieren conocimientos, actitudes y habilidades necesarias para reconocer y manejar sus emociones, demostrar interés y preocupación por los demás, formar buenas relaciones, tomar decisiones responsablemente y a manejar los desafíos en situaciones de manera constructiva (2013)».

De dicha definición se extrae que la figura adulta debe ser un modelo de referencia positivo para los niños y niñas, tanto para los que ejercen de acosadores, como para los que observan o devienen víctimas. Por lo tanto, una intervención eficaz pasa por aplicar enfoques constructivos, pedagógicos y positivos, en lugar de aquellos exclusivamente basados en señalar, juzgar, confrontar o castigar al acosador o al espectador. A la vez, la víctima aprende repertorios conductuales eficaces que disminuyen su vulnerabilidad en el momento de convertirse en objeto del acoso.

Los programas SEL han sido avalados por otras entidades internacionales, desde las cuales se está promoviendo su implantación en los centros educativos de países como Reino Unido, EEUU, Italia, España, Suráfrica, Noruega, etc., como el Commitee for Children, el National School Climate Center (NSCC) o la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE).

Contenidos de los programas SEL

De manera más detallada, pese a que los programas presentan una organización que puede variar en alguna medida en función del país en el que se implante y de las características, circunstancial socioculturales o políticas, el Commitee for Children defiende que todo programa SEL debe incluir cinco áreas de contenidos esenciales:

  1. Manejo de emociones: con el objetivo de fomentar el autoconocimiento personal, se trabajan contenidos para aprender a identificar los distintos sentimientos, conocer las funciones de las emociones y potenciar la habilidad de comunicarlas eficazmente.
  2. Fomento de la empatía: en este bloque de contenidos se pretende reflexionar sobre la implicación que los propios actos pueden tener sobre los demás.
  3. Resolución de problemas y conflictos: en este área se le intenta dar al conflicto y a la discrepancia un significado positivo, como de oportunidad de aprendizaje, a la vez que se enseñan estrategias concretas para afrontarlos de manera efectiva.
  4. Entrenamiento en asertividad: conocer los distintos estilos comunicacionales y comportamentales -agresivo, pasivo y asertivo-, permite valorar qué conductas y actitudes caracterizan cada perfil y mejorar aquellos aspectos disfuncionales personales.
  5. Promoción de las amistades sanas: este trabajo se orienta a conocer las diferencias que existen entre las relaciones de amistad sana de aquellas tóxicas con el objetivo de establecer límites interpersonales adaptativos en relación a los demás.

¿Cómo implementar un programa SEL en la escuela?

Entre los procedimientos que deben seguirse para implementar este tipo de programas en un centro educativo, cabe distinguir tres fases:

  1. Una primera fase de Preparación, donde la dirección del centro se compromete a seguir los principios del programa SEL, involucrando al equipo docente y a la comunidad educativa, y crea un comité que toma las decisiones más detalladas sobre su implementación en el centro.
  2. Posteriormente, en la etapa de Planificación, se presenta el programa y sus contenidos, se evalúan las necesidades relacionales, emocionales y comportamentales que puede poseer el centro y sus integrantes y se establecen objetivos a alcanzar con el programa. A partir de este análisis, se seleccionan los contenidos concretos y la estructura completa del programa a aplicar.
  3. Finalmente, en la Implementación, equipos expertos entrenadores de programas SEL forman a la comunidad educativa y aplican los contenidos al alumnado para en última instancia evaluar los resultados obtenidos una vez finaliza el desarrollo del programa.

A modo de conclusión

Lo expuesto en el artículo abre una posibilidad de reflexión sobre los métodos que pueden ponerse en marcha ante la detección y la prevención de las situaciones de acoso escolar, que cada vez parecen denunciarse y tomarse en consideración con mayor relevancia. Una perspectiva más integradora, inclusiva, que enseñe valores y comportamientos adaptativos y funcionales como lo son los contenidos de los programas SEL puede devenir un tipo de intervención más eficaz en este tipo de situaciones de violencia y agresión sistemática entre iguales tan inquietante. Aún hacen falta más estudios que corroboren los índices más exactos y con mayor fundamento respecto de la eficacia que su realización aporta a la comunidad educativa; por el momento dichos hallazgos parecen bastante prometedores.

Ver artículo relacionado: Bullying: factores precipitantes del acoso escolar

Bibliografia de referencia:

  • Whitson, S (2017). 8 claves para poner fin al acoso escolar. Ed. Eleftheria: Barcelona.
  • https://casel.org/
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