Autora: Carla Carulla, Psicóloga Inafantojuvenil en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia (Granollers)
Las situaciones de violencia escolar entre niños y adolescentes son un fenómeno de gran preocupación en el contexto escolar a nivel mundial. Según un estudio de 2016, se estimó que en España había 111.000 menores siendo víctimas de acoso escolar. Esta violencia es altamente impactante a nivel emocional y acarrea consecuencias significativas a nivel psicológico para las partes implicadas.
¿Cómo se define el término de bullying?
Viajando a sus orígenes, el acoso escolar o bullying fue definido por primera vez por el profesor Dan Olweus, que estudió la incidencia y naturaleza de este fenómeno en las escuelas de Suecia y Noruega. Definió el bullying como la opresión física o psicológica ejercida de manera repetida sobre una persona en posición de inferioridad; perpetuada por una persona o grupo de personas en posición de superioridad. Los tres criterios principales que diferencian el acoso escolar de otras situaciones de violencia que también pueden ocurrir en el ámbito escolar son los siguientes: 1) la intencionalidad, 2) la repetición a lo largo del tiempo, y 3) el desajuste o desequilibrio de poder entre las dos personas (o grupos) implicados.
¿De qué datos se disponen de este tipo de violencia en España?
Los estudios que se han realizado sobre la situación de este fenómeno en España ponen de manifiesto que el intervalo de edad en el que se presenta más incidencia de acoso escolar es en torno a los 10 y 12 años. Se han encontrado diversos factores que pueden aumentar la vulnerabilidad a este tipo de victimizaciones: respecto al género, se ha asociado mayor victimización a las chicas (10,6% frente al 8% de los chicos); un 3,2% de las víctimas lo han sido debido a su orientación sexual; y un 5,1% por su color de piel, cultura o religión. Adicionalmente, se ha observado que los alumnos con dificultades del aprendizaje o necesidades educativas especiales también tienden a sufrir un rechazo por parte del grupo que puede llevarlos a esta victimización.
¿Qué impacto tienen las nuevas tecnologías en el bullying?
Aunque históricamente la mayor parte de estas situaciones de acoso se ha dado dentro del recinto escolar, cada vez se produce más acoso en el entorno personal de la víctima más allá de los centros escolares y especialmente a través de las nuevas tecnologías. El tipo de acoso perpetuado a través de dispositivos móviles y redes sociales es lo que llamamos el ciberacoso o ciberbullying. Las características de este formato de bullying son parecidas a las del acoso escolar tradicional, pero con el plus de peligrosidad de añadir algunos elementos extra: la posibilidad de recibir acoso las 24 horas del día, todos los días de la semana; la posibilidad de que la violencia sea perpetuada por gente conocida, pero también por gente desconocida y protegida desde el anonimato; y la mayor dificultad para identificarlo y lograr detenerlo, ya que el contexto en el que se presenta es un contexto con menor supervisión por parte de los adultos.
¿Por qué es realmente preocupante este fenómeno?
A pesar del extendido mito de “el bullying te hace más fuerte”, es importante conocer realmente las graves consecuencias que este tipo de violencia tan común conlleva. Las víctimas de acoso escolar sufren un importante aislamiento, ya que suelen tener poco apoyo social. Este hecho en sí mismo, ya es precursor de recibir más conductas de violencia, que llevan a una menor autoestima y mayor depresión, que dificulta aún más el hecho de poder hacer amigos y retroalimenta el aislamiento. Adicionalmente, el bullying tiene un impacto en el área académica, ya que genera un relevante absentismo escolar y aversión a ir a la escuela, así como tampoco debe obviarse el impacto que genera en la salud de los niños/as el hecho de estar sometidos a esta violencia. Se ha hallado en diversos estudios unos menores índices de salud general en los niños víctimas de acoso escolar, tanto a nivel de salud física, presentando una recuperación más lenta en las enfermedades; como en indicadores de salud mental, reflejando mayor deterioro en el funcionamiento social; problemas psicosomáticos como dificultades en el sueño y dolores de estómago; mayores niveles de ansiedad y depresión; experiencias psicóticas e incluso ideación suicida, asociación que está ampliamente demostrada.
¿Cuánto tiempo pueden durar las consecuencias psicológicas indicadas?
Estudios longitudinales han evidenciado que muchas de estas consecuencias siguen presentes a largo plazo. Una de ellas es la baja autoestima, que tiende a mantenerse baja en los adultos que han sido víctimas de bullying. El pobre rendimiento académico se ha asociado con mayores dificultades en la edad adulta para obtener un empleo y el adecuado manejo de las finanzas. Por otro lado, a nivel social se encuentra en los adultos que han sido víctimas de acoso escolar mayor dificultad crear relaciones íntimas y menor probabilidad de vivir con una pareja y tener apoyo social.
¿Cuáles son los factores que actúan como protectores ante el acoso escolar?
En estudios recientes se ha concluido que existen algunos factores que pueden actuar como factores protectores contra el bullying y el ciberbullying. Las relaciones significativas a nivel familiar y social han resultado ser un factor importante, tanto para una posible victimización, como para la perpetuación de acoso escolar. Así, un estilo parental positivo y un estatus social elevado entre los compañeros, el hecho de contar con el apoyo de los demás y el mantenimiento de relaciones con una influencia positiva debienen algunos ejemplos. Por otra parte, las competencias personales como el comportamiento prosocial, un nivel adecuado de autoconcepto y autoestima, inteligencia y capacidad para resolver problemas, son otros factores protectores que minimizan el riesgo de sufrir este tipo de violencia. Por lo que respecta a la tecnología, se ha encontrado que un uso reducido de la misma y la supervisión parental reduce la implicación en cualquier rol de bullying.

¿Existen programas de intervención eficaces contra el bullying?
Efectivamente, existen programas escolares anti-bullying que han demostrado su eficacia, tanto en la reducción de la perpetuación de este formato de violencia, como en la reducción de la victimización. Es por este motivo que, a pesar de ser cada vez más difícil monitorizar por parte de las escuelas el acoso que puede estar recibiendo un alumno, el papel de los centros educativos es clave para luchar contra la violencia del acoso escolar.
El programa anti-bullying KiVa
Uno de los programas anti-bullying más conocidos es el programa KiVa, desarrollado en 2007 en Finlandia y basado en los modelos teóricos del comportamiento humano, entendiendo el bullying como un fenómeno de grupo. Este abordaje enfatiza el hecho de que todo el grupo en conjunto es parte del problema del acoso, así como también parte de la solución. Así entonces, el programa aborda la implicación de los iguales no abusadores en los escenarios de acoso escolar, con la intención de reducir las recompensas sociales que reciben los perpetuadores por parte de los observadores y compañeros y lograr reducir, de este modo, la perpetuación del acoso. En general, el programa aborda las competencias socioemocionales, los procesos de grupo y el bienestar general en la escuela; sin embargo, pone de manifiesto la gran importancia de dirigirnos directamente al fenómeno del bullying para poder reducirlo. Y lo hace aumentando la conciencia sobre el acoso escolar y generando conocimiento sobre el mismo, sobre cómo reconocer el bullying y no reforzarlo, cómo proporcionar apoyo a los compañeros vulnerables y cómo ser asertivo al ser víctima de acoso.
Referencias bibliográficas
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