Autora: Carla Carulla, Psicóloga Infantojuvenil en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia
El mes pasado publicamos en el blog web un artículo sobre el Abuso Sexual Infantil (ASI), conceptualizando la problemática, desmontando mitos y falsas creencias sobre el mismo y relatando las repercusiones emocionales que dicho abuso genera en las víctimas.
En el artículo presente queremos seguir abordando esta temática tan compleja y frecuente en nuestra sociedad, esta vez poniendo el foco en los abusadores: ¿Qué perfil tienen las personas que perpetúan este tipo de abusos? ¿Qué diferencias hay en los comportamientos sexuales abusivos y los no abusivos en la adolescencia? ¿Qué papel tiene la pornografía en el desarrollo de dichos abusos? Estas y otras preguntas son a las que intentaremos dar respuesta en este artículo.
¿Qué perfil o características comunes tienen los abusadores?
La mayoría de los abusadores sexuales son hombres, a menudo personas conocidas y que se han ganado la confianza de los/as niños/as de los que abusan. No hay un perfil concreto de agresor sexual; suelen ser abusadores recurrentes y hay un porcentaje significativo de los mismos que son adolescentes. Alguneos de los factores que pueden influir en la perpetuación de comportamientos sexuales abusivos por parte de adolescentes son: la presencia de pocas habilidades sociales que resulten en una red social escasa, la presencia de traumas anteriores, la existencia de impulsividad y dificultades en el automanejo, la falta de empatía y las dificultades en la asunción de responsabilidad de sus actos y la consideración de los sentimientos de los demás, la mayor exposición a pornografía o violencia en la propia familia o un ambiente sexual represivo durante la infancia.
¿Qué diferencia los comportamientos sexuales abusivos y no abusivos por parte de los adolescentes?
Los seres humanos somos seres sexuados y a medida que nos vamos desarrollando vamos descubriendo y explorando como funciona nuestro cuerpo y nuestra sexualidad. Así entonces, existen comportamientos que son esperables a la edad y que favorecen el desarrollo madurativo de niños y adolescentes; pero también existen otros comportamientos que no son esperables, que dificultan el desarrollo y generan consecuencias en la otra persona. A estos comportamientos los llamamos comportamientos sexuales abusivos y se diferencian de los no abusivos por que implican:
a) Diferencias de poder entre los dos implicados.
b) Diferencias de conocimientos (la víctima no puede comprender enteramente el significado y las consecuencias de la actividad sexual).
c) Diferencia en las necesidades satisfechas (el agresor busca satisfacer sus propios impulsos sexuales).

¿Qué papel tiene la pornografía en el desarrollo de estas conductas sexuales abusivas?
Con la aparición de internet, la accesibilidad y el anonimato al consumir contenido pornográfico ha generado un aumento exponencial del número de usuarios consumidores. Las estadísticas muestran que uno de cada diez observadores de las páginas pornográficas tiene menos de diez años. Asimismo, uno de cada tres niños de entre 10 y 14 años es consumidor frecuente de este tipo de contenido. Se tratan de unos datos alarmantes, ya que en estas edades la personalidad aun no está formada y el visionado regular de este contenido puede alterar significativamente su concepción sobre las relaciones sexuales. Las personas construimos nuestras identidades a partir de las experiencias que vivimos y las creencias que vamos desarrollando sobre nosotros mismos, los demás y el mundo. Teniendo en cuenta esta información, sabemos que el consumo regular de pornografía junto a la absoluta carencia de educación sexual en el sistema educativo español puede influir en la visión de un adolescente o adulto sobre sus propias relaciones y su propia identidad.
Se ha observado, además, que el consumo de pornografía tiene unos mecanismos cerebrales parecidos a los que pueden generar otras drogas o conductas, afectando a las vías de recompensa del cerebro y haciendo que solo se pueda cumplir el mecanismo de recompensa con las señales que se encuentran en la pornografía y con la búsqueda en aumento de material cada vez más excitante, agresivo y violento. Así entonces, se produce una desensibilización de los estímulos sexuales normales, que dejan de ser suficientes para el sistema de recompensa del cerebro. Esto mantiene una estrecha relación con el preocupante incremento de la violencia y los delitos de naturaleza sexual entre jóvenes de los que están alertando las autoridades y los profesionales recientemente.
¿La terapia psicológica es solo para las víctimas o también para los abusadores?
Es importante que los adolescentes o adultos abusadores puedan recibir terapia psicológica, ya que los comportamientos sexuales abusivos tienen que ser abordados con el objetivo principal de garantizar la seguridad del grupo social con el que conviven. Además, es conveniente la intervención psicológica con los abusadores para la correcta prevención de futuras agresiones y el abordaje de problemas de psicosexualidad con el objetivo de evitar el desarrollo de nuevos trastornos.
¿En qué consiste una intervención de estas características?
Con los objetivos previamente mencionados, este tipo de intervenciones buscan el desarrollo de recursos eficaces de inteligencia emocional, especialmente la empatía de los abusadores con las víctimas; el desarrollo de habilidades eficaces de consciencia y gestión emocional; un trabajo sobre las distorsiones cognitivas habituales que puedan justificar el abuso; el desarrollo de habilidades de relación interpersonal y el establecimiento de vínculos apropiados entre pares, a nivel social y sexual; y la psicoeducación sobre sexualidad para la promoción de conductas sexuales adaptativas propias del desarrollo madurativo sexual.
Referencias bibliográficas
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Romero, F., Navarro, H., & Inés, M. (2014). Guía sobre conductas sexuales problemáticas y prácticas abusivas sexuales. ONG Paicab.
Vanderlaan, G., & Jullian, E. (2019). Los efectos de la pornografía en las relaciones de los hombres adultos.