Autora: Carla Carulla, psicóloga infantojuvenil en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia (Granollers).
¿Qué es el duelo?
El duelo es una vivencia universal y natural que experimentamos tras una pérdida. A lo largo de nuestras vidas todos nos enfrentamos inevitablemente a procesos de duelo, por lo que se trata de un proceso normal y no de una enfermedad. La muerte no es necesariamente la única pérdida que puede generar un duelo, aunque sí suele ser la más estudiada y en la que nos centraremos en ese artículo.
Las fases del duelo
Diversos autores han estudiado desde hace años las diferentes fases por las que pasamos en un proceso de duelo. Elisabeth Kübler-Ross definió las siguientes el proceso de duelo en cinco etapas, uno de los modelos teóricos más extendidos hasta la fecha:
1. Negación: la persona niega la realidad de la pérdida, puede ir acompañada de sentimientos de irrealidad o embotamiento emocional.
2. Rabia o ira: se pueden activar emociones de ira, frustración e impotencia y se pueden manifestar en comportamientos irascibles, respuestas y reacciones agresivas e incluso con rabia o ira con relación al ser querido fallecido.
3. Negociación: en esta fase se empieza a conectar con la realidad de la pérdida y aparecen los pensamientos de qué se podría haber hecho diferente para evitar la muerte de esa persona.
4. Depresión: la persona conecta con lo que implica la ausencia y aparecen sentimientos de vacío, dolor profundo, anhedonia, apatía, llanto desmesurado, retraimiento social, etc.
5. Aceptación: se acepta la realidad de la pérdida y aprendemos a convivir con esa realidad.
Otros autores como Bowlby, Engel y Neimeyer también describieron otras fases o etapas del duelo, finalizando todas en esta resolución, acomodación o aceptación. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que no todos pasamos necesariamente por todas las fases o en ese orden, ya que cada proceso de duelo es único y personal.
Las tareas del duelo
Más adelante aparecieron otros enfoques de la experiencia de duelo que definieron en el duelo como un proceso activo, promoviendo así la elaboración sana de la pérdida y la prevención de duelos patológicos. Así entonces, Worden elaboró una teoría en la que dotaba al doliente de un papel activo, describiendo las cuatro tareas que consideró imprescindibles para elaborar una pérdida. Estas son las siguientes:
1. Aceptar la realidad de la pérdida.
2. Elaborar las emociones y el dolor de la pérdida: aceptar y reconocer los sentimientos que se activan como naturales y pasajeros, no evitarlos.
3. Adaptarse a un mundo sin el ser querido fallecido.
4. Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo: encontrar un vínculo perdurable con la persona fallecida y generar otros comportamientos adaptados al medio sin esa persona.

¿Cuándo consideramos que un duelo es patológico?
Como se ha mencionado, el duelo es un proceso natural y generalmente no patológico. Sin embargo, hay ocasiones en las que el duelo se intensifica llegando a generar un desbordamiento en la persona, llevándola a recurrir a conductas desadaptativas o a permanecer en el proceso de duelo sin llegar a la aceptación o resolución. A esta complicación en el proceso de elaboración del duelo se le denomina en psicología duelo patológico. Este estado puede llegar a ser incapacitante y generar alteraciones de la salud importantes. De hecho, se estima que un 16% de las personas que pierden a un ser querido presentan depresión un año después del fallecimiento.
Las características del fallecimiento pueden tener una influencia en la dificultad para la elaboración del duelo y la posibilidad de derivar en un duelo patológico. Algunos de los duelos especialmente complicados son el duelo por suicidio y el duelo perinatal.
Duelo por suicidio
El duelo por suicidio es aun hoy en día uno de los duelos más estigmatizados. El silencio y el tabú que existe en torno al suicidio hace que los supervivientes manifiesten reacciones más significativas caracterizadas por la vergüenza, la culpabilidad, el rechazo, la estigmatización y el aislamiento. Esto es problemático, ya que limita la búsqueda de apoyo social y/o terapéutica necesaria para la correcta integración y elaboración del proceso. Es habitual que en estas situaciones los dolientes puedan experimentar enfado contra el fallecido y puedan anclarse en los pensamientos sobre cómo podrían haber evitado el suceso. A nivel terapéutico es preciso normalizar esas emociones y pensamientos y darles un espacio, así como trabajar el no anclarnos en ellos.
Duelo perinatal
El duelo perinatal suele ser un duelo silenciado a nivel social e institucional. Aún en la actualidad se detecta un desconocimiento significativo en torno a este tipo de duelo y una gran falta de habilidades para acompañar a las dolientes. Entre el 10% y el 30% de las mujeres sufren síntomas clínicos de ansiedad, depresión, trastorno por estrés postraumático y duelo patológico durante los meses y años posteriores al duelo por muerte perinatal. Evitar el dolor es silenciarlo o restarle importancia, por lo que es muy necesario validar, reconocer y legitimar ese dolor en las personas que lo sufren y darles un espacio para expresar y compartir esta experiencia. Es importante tener en cuenta que a esta pérdida se le añaden otras como la pérdida del rol de madre, de la composición familiar, de las proyecciones de futuro establecidas en torno a ese hijo/a, etc.
Rituales de despedida y la situación por la pandemia de la COVID-19
Los rituales de despedida son actos simbólicos que tratan conectarnos con las propias emociones y permitir la expresión de las mismas de manera individual y compartida; favoreciendo la conexión con la realidad de la pérdida y disminuyendo las sensaciones de irrealidad y shock iniciales. Así entonces, los rituales de despedida permiten empezar a elaborar la primera tarea del proceso de duelo.
En los últimos años, tras la situación de pandemia generada por el virus de la COVID-19, se han incrementado considerablemente los casos en los que no ha podido materializarse la realización de dichos rituales de despedida. No solamente no ha sido posible realizar los rituales tales como la despedida, el velatorio y la ceremonia, entre otros; sino que además se ha impedido en ciertas circunstancias el acompañamiento durante el duelo y esos momentos dolorosos, especialmente durante el periodo de confinamiento. Estos factores han dificultado mucho los procesos de duelo.
No obstante, este tipo de duelo que se ha puesto de manifiesto de manera muy impactante durante pandemia a nivel mundial, reviste una situación que se produce de manera frecuente en personas inmigrantes que no pueden ir a su país tras el fallecimiento de un ser querido, personas desaparecidos, las muertes en el mar, entre otros casos.
El conocimiento científico demuestra que el procesamiento del duelo con los rituales de despedida se puede realizar más tarde en terapia, ya que nuestro cerebro lo procesa de la misma forma a pesar de ser más tarde. Es importante, de ese modo, pedir ayuda ante sentimientos de estancamiento durante el proceso de elaboración del duelo, aunque ya haya pasado tiempo.
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