LA TEORÍA DEL APEGO: IMPACTO EN EL FUNCIONAMIENTO PERSONAL ADULTO

Autora: Carla Carulla, psicóloga infantojuvenil en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia (Granollers).

En una de nuestras publicaciones anteriores en redes sociales, se expusieron algunos detalles sobre la teoría del apego, la cual fue desarrollada por el psicólogo John Bowlby en la década de los setenta. Según el autor, la teoría del apego es una forma de conceptualizar la propensión de los seres humanos a formar vínculos afectivos fuertes con los demás y de extender las diversas maneras de expresar emociones de angustia, depresión, enfado cuando son abandonados o viven una separación o pérdida”. Esta teoría es importante, debido a que pone de manifiesto que los vínculos establecidos con las figuras parentales en la infancia tienen una influencia en el desarrollo cognitivo, la gestión emocional, las habilidades sociales y el componente afectivo de las relaciones personales en la vida adulta.

¿Cómo puede definirse el “apego”?

El apego es el vínculo afectivo y emocional que se genera con otras personas significativas. El tipo de apego que se establece con los progenitores o cuidadores principales durante la infancia tiene un impacto muy importante en la configuración emocional del individuo, puesto que la figura de apego funciona como una base segura a partir de la cual el niño/a desarrolla la confianza para explorar el mundo exterior.

¿Qué tipos de apego existen?

El sistema de apego se activa ante situaciones nuevas o que el pequeño percibe como una potencial amenaza. Al activarse, este busca su figura de apego, y ante la respuesta de esta, Bowlby describe cuatro tipos de dinámicas de apego:

1. Apego seguro: en este estilo de apego los progenitores proporcionan al niño/a seguridad, contacto y comunicación; este siente que sus padres siempre estarán allí para él, para cuidarlo y protegerlo. Este tipo de apego que se crea bajo la confianza del niño de que no será abandonado, permite al menor explorar el mundo y relacionarse con los demás con la tranquilidad de que estará atendido por sus figuras de apego.

2. Apego ansioso-ambivalente: este estilo de apego es indicativo de que los cuidados por parte de los progenitores son inconstantes o ambivalentes y el niño no siente la confianza y la incondicionalidad de sus padres. El menor entiende que la atención y los cuidados no son estables y se siente inseguro, con la creencia de que el mundo es un lugar amenazante y peligroso. Esto conlleva el desarrollo de miedo al abandono e inseguridad en él mismo.

3. Apego evitativo: en el apego evitativo, la atención, contacto emocional y los cuidados necesarios para el niño no son proporcionados, y el menor crece con la sensación de ser poco querido y cuidado. Esto genera que el niño presente un distanciamiento emocional con sus progenitores y se conforme esta visión de ser autosuficiente, sin buscar en los padres protección ni seguridad.

4. Apego desorganizado: este tipo de apego es el menos común y es derivado de una mezcla de los apegos ansiosos y evitativos. Suele estar más presente en conductas negligentes o de maltrato por parte de los progenitores.

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¿Cómo se reconocen dichos estilos de apego en la edad adulta?

El estilo de apego en la juventud o en la edad adulta no es un fenómeno necesariamente estático. Este no solo depende del tipo de vinculación durante la infancia, sino que también de las experiencias que podamos haber vivido durante la juventud o la edad adulta. Así entonces, el tipo de apego puede cambiar a lo largo del tiempo.

En la edad adulta, el apego seguro se manifiesta con algunas de las siguientes características:

–   Buena autoestima.

–   Sentimientos de bienestar y disfrute al compartir tiempo y sentimientos con amistades o parejas.

–   Tendencia al mantenimiento de relaciones interpersonales sanas, de confianza y duraderas.

–   Buena capacidad para la resolución de conflictos.

–   Ausencia de miedo al abandono.

–   Capacidad para comunicar los propios sentimientos y necesidades y responder a los de los demás.

–   Mayores habilidades de adaptación ante situaciones de estrés.

–   Mayor satisfacción por la vida en sociedad.

Por otro lado, el apego ansioso-ambivalente se manifiesta con algunas de las características mencionadas a continuación:

–   Intenso miedo al abandono que genera la vivencia de las relaciones de pareja con ansiedad y constantes dudas y preocupaciones sobre los sentimientos de la otra persona.

–   Dificultades para dejar relaciones y gran sufrimiento ante las rupturas.

–   Inseguridad personal, baja autoestima y búsqueda de aprobación externa.

–   Necesidad de gran atención y seguridad en las relaciones interpersonales.

–   Tendencia al mantenimiento de relaciones de dependencia.

En relación al tipo de apego evitativo, observamos en la edad adulta algunas de las siguientes características:

–   Dificultades con la intimidad.

–   Dificultades para comenzar y mantener relaciones de pareja.

–   Poca o nula expresión emocional en las relaciones interpersonales, mostrándose de manera distante y fría.

–   Dificultades a la hora de compartir pensamientos, emociones, intimidad afectiva con la otra persona.

–   Poca angustia o malestar al acabarse las relaciones o al abandono.

–   Dificultades para la identificación y expresión de las propias emociones.

Finalmente, el tipo de apego desorganizado conlleva una serie de características en las relaciones adultas como las que se pueden observar a continuación:

–   Relaciones generales inestables, conflictivas y volátiles.

–   Dificultad para controlar impulsos y resolver conflictos, tendiendo a las reacciones emocionales explosivas.

–   Miedo al abandono y también a la intimidad.

–   Concepto negativo de uno mismo y de los demás.

–   Baja autoestima.

No es una tarea sencilla identificar el estilo de apego de uno mismo. En este artículo se recogen algunas de las principales características, pero para comprender realmente el propio estilo de apego en la infancia y en la actualidad, así como la influencia de este en los propios patrones relacionales, es necesario el acompañamiento de un profesional de la psicología. Como puede observarse, un estilo de apego seguro es un factor protector ante posibles dificultades en el futuro y se ha relacionado también con la ausencia de relaciones de dependencia emocional y con el correcto desarrollo de la capacidad de empatía, por lo que potenciar este tipo de vínculo con la progenie, por ejemplo, cobra una sentido de relevancia capital.

Referencias bibliográficas

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Narváez, B. L. R., Castiblanco, J. U., Valencia, M. M., & Riveros, F. A. (2019). Estilos de apego parental y dependencia emocional en las relaciones románticas de una muestra de jóvenes universitarios en Colombia. Diversitas: perspectivas en psicología, 15(2), 285-299.

Paez, A., & Rovella, A. (2019). Vínculo de apego, estilos parentales y empatía en adolescentes. Interdisciplinaria, 36(2), 23-38.

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