LA ASERTIVIDAD, ¿EN QUÉ CONSISTE ESTA HABILIDAD Y CÓMO PUEDE ENTRENARSE?

Autora: Carla Carulla, psicóloga infantojuvenil en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia (Granollers).

Los humanos pasan la mayor parte de la vida en sociedad; son seres sociales y partiendo de ese contexto, las habilidades sociales y de comunicación son una competencia esencial para el establecimiento de relaciones interpersonales adecuadas y una convivencia social adaptativa.

¿Qué son las habilidades sociales?

Las habilidades sociales son un conjunto de competencias y conductas que aumentan la propia probabilidad de establecer y mantener relaciones interpersonales satisfactorias. Entre ellas, se encuentran el iniciar y mantener conversaciones, pedir ayuda, decir “no”, expresar emociones agradables y desagradables, hablar en público, mostrar empatía, pedir un cambio de comportamiento a otra persona, entre muchas otras.

¿Las habilidades sociales y la asertividad son lo mismo?

No, la asertividad es un componente relevante de las habilidades sociales, ya que consiste en defender nuestros derechos sin vulnerar los de los demás e incluye muchas habilidades sociales diferentes. Sin embargo, existen también otras habilidades sociales más allá de la asertividad.

Más concretamente, ¿cómo se define la asertividad?

Una actitud de autoafirmación y defensa de los derechos personales, que incluye la expresión de las propias emociones, opiniones, deseos y necesidades; al mismo tiempo que se respetan las de los demás. El objetivo de esta no es conseguir lo que se quiere independientemente del resto, sino ayudar al individuo a conectar con las propias emociones y necesidades, desarrollando la propia autoestima y mejorando la comunicación interpersonal. Así, se logra consolidar unas relaciones sociales más satisfactorias.

Las tres áreas principales de la asertividad son las siguientes:

1. La autoafirmación: defender los propios derechos, hacer peticiones y expresar la propia opinión.

2. La expresión de emociones agradables: expresar afecto, agrado y hacer o recibir elogios.

3. La expresión de emociones desagradables: expresar disconformidad o molestia.

El aprendizaje y uso de la asertividad en las propias comunicaciones interpersonales va acompañado de una serie de beneficios como: el sentirse a gusto y mantener una imagen favorable de uno mismo y de los demás; el emplear habilidades de resolución de problemas desde la tranquilidad y el respeto por uno mismo y por los demás; evitar caer en la manipulación interpersonal y poder actuar acorde a los valores propios, necesidades y opiniones, etc. Además, se ha estudiado la relación entre la asertividad y diversos constructos psicológicos: la investigación ha asociado el desarrollo de la asertividad a la reducción de la severidad de estados ansiosos o depresivos, así como también deviene un factor relevante en fenómenos como la autoestima y la satisfacción en el ámbito de las relaciones interpersonales.

Pero, ¿se es siempre asertivo?

La respuesta es negativa. Además del estilo de comunicación asertivo, existen los estilo de comunicación pasivo y agresivo.

El estilo pasivo se caracteriza por la tendencia a adaptarse en exceso a las reglas externas o a los intereses de los demás, pasándolos por delante de las propias necesidades, emociones o deseos. A nivel de comunicación no verbal, este estilo suele caracterizarse por la evitación de la mirada, una postura hundida o tensa, gestos nerviosos, voz baja, silencios largos, tono dudoso, etc. Además, se define por manifestar una conducta verbal sumisa y vacilante que busca quedar bien, evitar algún conflicto, ser aceptado por los demás llevando a uno mismo a callar en ocasiones, decir sí aunque se desee lo contrario, disculparse en exceso, dar la razón a una opinión a pesar de no compartirla, etc. El uso continuado de este estilo transmite el mensaje de que “el otro es más importante” y “se hará lo que el otro pida”. Ello puede conllevar consecuencias desfavorables como una imagen pobre de uno mismo, la pérdida de oportunidades, la sensación de enfado con uno mismo y con los demás, y sensación de tensión o soledad.

       

Por otro lado, el patrón de comunicación agresivo es caracterizado por pasar las propias necesidades, deseos y emociones por delante de los intereses y sentimientos de los demás, sin tenerlos en consideración y, en casos más extremos, la provocación o ataque hacia otras personas. A nivel no verbal este estilo comunicativo se suele identificar por un volumen alto, tono tajante, mirada fija, cara tensa y postura intimidatoria. Suele ir acompañado de una conducta verbal amenazadora, con insultos, humillaciones, invalidación emocional, etc. Este estilo comunica el mensaje de que “los propios derechos están por encima de los demás” o “yo soy más importante”, así como también conlleva efectos desfavorables como conflictos interpersonales, culpabilidad, frustración, tensión, enfado y sensación de rechazo, de herir a los demás o de ausencia de control emocional.

Cabe mencionar que no existe un individuo que sea totalmente asertivo, pasivo o agresivo. Estos deben entenderse como diferentes modelos de comunicación los cuales las personas pueden adoptar de manera más o menos habitual en función de la situación o el interlocutor con quien se comunican. En realidad, el objetivo de la divulgación y del entrenamiento en asertividad no es conseguir ser siempre asertivo, sino tener las herramientas para poder hacer un uso consciente de la asertividad en las situaciones que lo requieran, entendiendo que en otras ocasiones se elegirán otros estilos comunicativos; esto no debe confuncirse con una falta de desarrollo del uso de la asertividad, sino como una elección consciente y personal.

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¿Resulta sencillo ser asertivo?

Definitivamente no. Existen ocasiones en las que llevar a cabo la defensa de nuestros derechos, opiniones y emociones puede ser más sencillo, y otras puede ser mucho más complejo. Un escenario donde suele ser complicado es ante la manipulación emocional.  A continuación se exponen algunas técnicas asertivas que pueden resultar útiles para mantener los límites y no ceder a dicha manipulación:

–   Técnica del disco rayado: se trata de repetir el propio punto de vista o límite de manera simple y clara con tranquilidad, las veces que sea necesario. Por ejemplo:

A. ¿Quieres ir al cine hoy?

B. Hoy estoy cansada, prefiero quedarme en casa leyendo, gracias.

A. ¿En serio? Me apetecía un montón…

B. Sí, lo sé, pero hoy estoy cansada y prefiero quedarme en casa leyendo, la verdad.

A. Siempre miras por ti…

B.Como te he dicho, hoy prefiero quedarme en casa leyendo, me sabe mal.

–   Técnica del sándwich: consiste en poder expresar nuestra crítica, opinión o negación, intercalándola con dos aspectos positivos antes y después. Por ejemplo:

A. Eres muy egoísta por no ir con nosotras este fin de semana.

B. Entiendo que os apetecía que fuera con vosotras este fin de semana (empatía), pero será el cumpleaños de mi madre y prefiero pasar tiempo en familia (mantenemos el límite/opinión). ¿Qué os parece si quedamos para cenar el próximo miércoles y así pasamos un rato juntas? (propuesta positiva).

–   Técnica del banco de niebla: consiste en mostrarse de acuerdo con un argumento de la otra persona, pero sin cambiar la propia postura o punto de vista. Por ejemplo: “Es posible que tengas razón, pero pienso…”, “Es verdad que puede parecer X, pero ser así me permite…”.

–   Técnica del aplazamiento asertivo: se trata de aplazar la respuesta a la afirmación que intenta desafiar al otro hasta que uno se sienta calmado y capaz de responder de manera apropiada o asertiva. Por ejemplo: “Prefiero no hablar de esto concretamente ahora”, “Me reservo mi opinión para más tarde”, “En un rato hablamos de esto”.

Referencias bibliográficas

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Caballo, V. E. (1993). Manual de evaluación y entrenamiento de las habilidades sociales. Madrid: Siglo XXI.

Caballo, V., Salazar, I. (2018). La autoestima y su relación con la ansiedad social y las habilidades sociales. Behavioral Psychology vol 26,n1 pp 23-53

Castanyer, O. (1996). La asertividad. Expresión de una sana autoestima. Bilbao: Descleé de Brouwer.

García-Grau E., Fusté, A., Ruiz, J., Arcos, M., Balaguer, G., Guzmán, D. y Bados, A. (2019). Entrenamiento en asertividad y habilidades sociales. Barcelona. Dipòsit Digital Universitat de Barcelona, Col·lecció OMADO, document de treball.

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