Autora: Carla Carulla, psicóloga infantojuvenil en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia (Granollers).
Una dificultad que se observa de manera habitual en consulta hace referencia a saber establecer límites interpersonales de manera eficaz. Esta problemática implica que en numerosas ocasiones la persona antepone las necesidades de los demás a las propias. En esta cuestión, la culpa tiene un papel especialmente relevante, dificultando el hecho de poder conectar con las propias emociones y necesidades provocando, en ocasiones, a sobrepasar o no establecer los propios límites.
¿Qué son los límites interpersonales?
Los límites sanos son aquellos que se establecen con el objetivo de proteger la propia estabilidad mental y emocional. Se trata de normas, límites o guías que definen lo que es seguro, aceptable y necesario del comportamiento de los demás para una persona. A menudo, los límites son difíciles de identificar, ya que son únicos para cada persona y muchas veces son invisibles; por ello, es importante aprender a tener conversaciones sobre los límites de cada uno y escuchar y respetar los que definen a los demás.
¿Para qué son importantes los límites?
Ser capaz de establecer límites sanos es de gran importancia para la construcción de la propia identidad e individualidad y para el mantenimiento del propio bienestar y equilibrio emocional. Es importante enseñar a los niños desde la infancia la relevancia de estos, así como sus derechos a la hora de establecerlos y cómo poder hacerlo eficazmente.
Conocer los propios límites y ser capaz de fijarlos de manera eficaz comporta también un respeto hacia uno mismo y una autonomía personal muy importante, que forma parte del propio autocuidado. Contribuyen a desarrollar una mayor autoestima y, además, ayudan a mantener conversaciones con nuestras relaciones sobre las propias necesidades de cada persona, contribuyendo así al desarrollo de la asertividad y de relaciones interpersonales más satisfactorias.
Tipos de límites
Existe una amplia diversidad en los límites que uno puede establecer, habiendo así límites físicos, emocionales, intelectuales, sexuales o materiales, entre otros:
- Los límites físicos son los que hacen referencia al espacio personal y al contacto físico, por ejemplo: el contacto físico aceptable para uno en espacios sociales, el no entrar en el espacio personal (habitación) o aspectos personales (móvil, correo, etc.) de otra persona, etc.
- Los límites emocionales hacen referencia a las emociones de una persona, pudiendo ser invadidos al ser invalidadas las propias emociones o al sacrificar los propios deseos o necesidades con el fin de complacer a los demás, por ejemplo.
- Los límites intelectuales se refieren a los límites de respeto establecidos para los pensamientos e ideas de los demás. Estos pueden ser no respetados al invalidar o ridiculizar las ideas de otra persona simplemente por ser diferentes a las propias.
- Los límites sexuales hacen referencia a los diversos aspectos de la sexualidad, en un plano emocional, intelectual y físico. Estos límites pueden verse violentados con la presión hacia la realización de determinadas prácticas sexuales, tocamientos sin consentimiento, entre otros.
- Los límites materiales hacen referencia a las limitaciones consideradas aceptables para la compartición de las propias pertenencias y/o de los bienes económicos.

¿Por qué es complicado establecer límites?
Hay diversos aspectos que dificultan el hecho de poder establecer límites saludables de manera eficaz. Entre ellos, el miedo al rechazo o al abandono, la emoción de la culpa, el miedo al conflicto, el desconocer cómo hacerlo, etc.
Es esperable que la idea de poner un límite vaya acompañada de miedo a la reacción de los demás. Es importante recordar que cuando se establece un límite, solamente se es responsable de la manera asertiva y respetuosa al comunicarlo. Así, la persona no es responsable de la reacción de los demás ante este límite. Esta tendencia a «sobreresponsabilizarse» de las emociones de los demás es lo que en muchas ocasiones impide el atender a nuestras necesidades. De hecho, el comenzar a comunicar los propios límites cuando no se hacía con anterioridad, puede generar sorpresa e incluso desaprobación en el entorno más cercano, fenómeno que puede generar la aparición de sentimientos de culpabilidad o egoísmo. Es natural que todo lo mencionado aparezca, pero al mismo tiempo es importante recordarse por qué se está poniendo este límite, el derecho a hacerlo y los beneficios que conlleva fijarlos.
¿Qué consecuencias tiene no poner límites?
No establecer límites saludables puede tener una serie de consecuencias importantes en el bienestar general de la persona, así como afectaciones en diversas áreas vitales. Impacta en la autoestima y seguridad de uno mismo, genera estrés, problemas interpersonales, preocupaciones, desconcentración, dificultades para identificar y conectar con las propias emociones y necesidades, dependencia emocional, etc.
¿Cómo podemos empezar a establecer límites de manera eficaz?
En primer lugar, comprender que aprender a poner límites es un proceso complicado, que requiere de introspección y mucha compasión. Es conveniente que se vayan estableciendo los límites de manera gradual, empezando por un proceso de identificación de las situaciones o personas a las que se quiera poner un límite, y siguiendo por aceptar y no luchar contra las emociones de culpa que puedan surgir en un inicio. Perseverar con paciencia, sin prisas y con autocompasión y comunicando de manera asertiva. Algunas orientaciones que se pueden tener en cuenta son las mencionadas a continuación:
1. En primer lugar, definir el límite deseado.
2. Seguidamente, comunicar qué se necesita de manera clara y simple, sin excederse en las explicaciones.
3. Expresar porqué es importante y las consecuencias de la invalidación del mismo.
4. Mantener los límites pertinentes a lo largo del tiempo, entendiendo que los mismos también son sujetos de cambios y modificaciones.
Si se presentan dificultades en esta cuestión, una intervención psicológica puede ser de gran ayuda a la hora de abordar los miedos subyacentes al establecimiento de los límites, para la consiguiente identificación y expresión de los propios.
Referencias bibliográficas
Selva, J (2021). How to Set Healthy Boundaries. Positive Psychology. https://positivepsychology.com/great-self-care-setting-healthy-boundaries/