Autora: Laura García (psicopedagoga en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia (Granollers).
¿Qué es la pedagogía sistémica?
La pedagogía sistémica es una estrategia innovadora que ayuda al individuo a solucionar problemas de cualquier ámbito, en especial en el terreno educativo y en la orientación de la conducta.
Este tipo de pedagogía se enfoca en la reducción de los problemas en los sistemas creando un mejor funcionamiento y operatividad para que cada individuo pueda desarrollarse cómodamente. La familia, como sistema, es uno de los más importantes y afectados; al cambiar uno de sus elementos este afecta a todos los demás debido a su estrecha relación.
En los últimos años, los estudios sobre educación han ido mostrando nuevas maneras de atender a los niños en el aula. Cierto es que la sociedad está en continuo cambio y cabe aprender a adaptarse de la mejor manera posible. Los trabajos de investigación, la manera de relacionarnos entre personas, las informaciones que las personas reciben por diferentes vías, etc., cambian constantemente, por eso no es de extrañar que nuevas corrientes pedagógicas hayan ido surgiendo a lo largo de la historia.
Bien es cierto que los padres de generaciones anteriores se criaron de manera diferente a como se intenta educar a los niños en la actualidad, dándose hoy mucha más importancia a lo emocional y contextual que antaño. Los padres se encuentran en constante búsqueda de nuevas estrategias para educar adecuadamente a sus hijos, de manera que cuando sean adultos puedan llegar a ser personas respetuosas que se sepan adaptar a cualquier circunstancia que se les presente. Una de las estrategias más interesantes presentes hasta el momento es la pedagogía sistémica, en la que muchos padres y madres se han basado para educar a sus hijos/as en la actualidad.
La pedagogía sistémica presenta un nuevo paradigma educativo que incluye una realidad más amplia: el mundo emocional y motivacional de todas las personas que componen el sistema formativo, centrándose en el papel del educador como principal gestor del aprendizaje de las siguientes generaciones. Es una estrategia innovadora que ayuda al individuo a solucionar problemas de cualquier ámbito, en especial en el terreno educativo y en la orientación de la conducta. Esta se basa en la organización, visualización y comprensión de un todo, es decir, familia, costumbres, valores, escuela y comunidad; tratando de integrar a los padres en la educación de sus hijos creando un enlace entre familia y escuela. Los niños tienen de referente de conducta a sus progenitores, al igual que estos a su vez tomaron a los suyos. Es por ello que el maestro debe tener conocimiento de las generaciones que han antecedido al niño/a.
Esta pedagogía enfoca desde sus inicios a la familia, a la comunidad y sus expresiones culturales. Gracias a todo ello, puede comprenderse mejor y con más facilidad las conductas y habilidades que posee el niño/a. Es por eso, que tanto en casa como en la escuela debe estar presente una enseñanza afectiva en la que tiene lugar la aceptación de habilidades y debilidades. No da pie a la exclusión, al contrario, trata de incluir todos los aspectos referentes al niño/a para desechar desequilibrios o actitudes no deseadas.
La aportación más novedosa es un cambio de actitud ante la realidad educativa, un cambio necesario que potencia los recursos personales centrándonos en la solución. Éste es el perfil del pedagogo sistémico, una mirada amplia que incluye la totalidad de la realidad del niño/a y enfocada a potenciar la solución en las situaciones en las que los recursos del docente pueden marcar la diferencia en el proceso madurativo del niño.
¿Cuáles son sus pilares fundamentales?
Como ya se ha comentado anteriormente, la pedagogía sistémica tiene a la familia como la base de la educación del niño/a. De este modo, la familia actúa de enlace entre este/a y la escuela. Es de vital importancia que la escuela tenga conocimiento del contexto familiar del niño/a, incluso de familiares de generaciones anteriores, para así integrar a la persona y educar de manera global. No se trata sólo del niño, sino también de sus circunstancias.
Se basa en tres principios fundamentales:
- Derecho a pertenecer: es el derecho de una persona a pertenecer al lugar en el que se encuentra. Básicamente, el derecho a pertenecer a nuestra familia y a nuestro contexto social y de comunidad. Cada ser humano pertenece a un sistema, formado por las generaciones predecesoras que han conformado la propia personalidad y los valores individuales de vida.
- Jerarquía y ubicación: cada persona tiene un lugar dentro de su familia, un orden, una jerarquía que no ubica dentro de la familia y en la sociedad. En primer lugar están los padres y después los hijos. Todos los miembros de la familia tienen derechos y obligaciones, independientemente de su orden de jerarquía.
- Equilibrio entre dar y recibir: debe existir un equilibrio entre lo que el individuo ofrece y lo que recibe, para que las cosas fluyan. Los padres dan más a los hijos de lo que reciben. A su vez, lo ofrecido por los padres se transmitirá a generaciones posteriores. En definitiva, enfocarse en el amor, en la comprensión y en la realidad de la persona, en lugar de en la mera educación académica, cuidando las emociones del niño, no puede sino resultar beneficioso para la persona en su conjunto. Es por ello que este tipo de pedagogía puede tener cabida en cualquier sistema educativo.

¿Cómo se aplica esta disciplina en la escuela?
La pedagogía sistémica se debe trabajar en conjunto con la pedagogía usada en cada centro escolar; una complementa de manera muy eficaz a la otra.
El entorno y la familia del estudiante transmiten conocimientos básicos apoyados en valores como el respeto, la aceptación y la inclusión. Estos son fundamentales para la convivencia. Para que esta pedagogía se dé con garantías, es imprescindible que la familia se sienta incluida en el proceso de aprendizaje del estudiante. Sus impulsores afirman que en él se pueden establecer vínculos muy fuertes y útiles que deben ser aprovechados.
Esta se apoya en las peculiaridades del estudiante, su contexto y cultura, y lo desarrolla fortaleciendo las actitudes positivas y transformándolas en valores y potencialidades.
La mayor importancia de este tipo de pedagogía es la inclusión, no sólo de las personas, sino de todo lo que el proceso de aprendizaje implica. Por otro lado, los docentes imparten sus conocimientos tomando en cuenta sus realidades y habilidades. es necesario que los acepten y respeten como individuos.
Referencias Bibliográficas
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Cordero Ayuso, M.A. (2016). Manual Práctico de pedagogía sistémica. Editorial octaedro.
Traveset Vilaginés, M. (2007). La pedagogía sistémica.: Fundamentos y práctica: 238 (Atención a la diversidad / Educación especial / Orientación y tutoría). Editorial graó.
Traveset Vilaginés, M. (2014) Pensar amb el cor, sentir amb la ment: Recursos didàctics d’educació emocional sistèmica multidimensional (Pedagogia sistèmica multidimensional). Editorial octaedro.