Autora: Montse Vaca, neuropsicóloga en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia (Granollers).
La enfermedad de Parkinson ¿qué es?
James Parkinson fue el médico que dió el nombre a la enfermedad hace más de 180 años. A pesar de que en el origen fue descrita por este como parálisis agitante, en la actualidad la enfermedad de Parkinson es definida como el trastorno neurodegenerativo motor más frecuente, habiéndose duplicado su prevalencia en los últimos 25 años.
Aunque existen casos asociados a un origen genético, estos devienen una minoría de pacientes. La causa de la enfermedad es desconocida, aunque las investigaciones afirman que se produce por la muerte de neuronas dopaminérgicas por lo que gran parte de su sintomatología está relacionada con la disminución de las mismas. Por otra parte, el factor de la edad es una variable que se ha descrito como clave en las causas de su desarrollo.
¿Cómo se produce el desarrollo de la enfermedad?
La evolución de esta enfermedad se produce de manera muy progresiva, manifestándose primero una fase premotora que puede alargarse hasta los quince años. Tras la aparición de los síntomas motores los pacientes presentan una fase inicial con una buena respuesta a la terapia de reposición de dopamina, que suele durar unos cinco años. A partir de ese momento y de forma gradual se desarrollan otras complicaciones motoras y aparecen nuevos síntomas a medida que avanza la neurodegeneración. El tiempo que transcurre desde el inicio de la sintomatología motora hasta la incapacidad varía dependiendo de cada caso pero suele oscilar entre diez y veinte años.

Síntomas principales en la enfermedad de Parkinson
Los cuatro pilares básicos para el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson son la bradicinesia, la rigidez, los temblores y la inestabilidad postural. Los síntomas aparecen típicamente de forma unilateral y, aunque con el tiempo se vuelven bilaterales, generalmente se mantiene la asimetría, es decir que se produce distinta afectación en una y ptra parte del cuerpo.
Aunque el síntoma más característico de la enfermedad de Parkinson son los temblores, no se trata de un síntoma definitorio ni específico. Lo que realmente define la enfermedad de Parkinson es el parkinsonismo, y eso implica la presencia de bradicinesia, es decir, la lentitud de movimientos. La bradicinesia se define como la escasez y lentitud de movimientos voluntarios que se manifiesta en la exploración por la afectación de movimientos repetitivos. Para diagnosticar un parkinsonismo debe haber bradicinesia y rigidez o temblores estando en reposo. Los temblores en parkinson se consideran de baja frecuencia y pueden afectar a las manos, pies, labios o mandíbula, disminuyendo con la acción. Los temblores son el síntoma inicial en un 60-70% de pacientes.
Por otra parte, la mayoría de pacientes con parkinsonismo presentan rigidez al inicio de la enfermedad. La rigidez se define como el aumento del tono muscular, este aumento es constante a lo largo de los movimientos.
Adicionalmente, a medida que la enfermedad evoluciona puede aparecer el fenómeno de “freezing” o “congelación” de la marcha, en el cual los pacientes experimentan una detención brusca, especialmente cuando tratan de cruzar por sitios estrechos o cuando necesitan caminar más rápido. Es observable como las personas afectadas quedan “pegados al suelo” e intentan iniciar la marcha pero sólo consiguen dar pasos muy cortos y rápidos.
La enfermedad de Parkinson no sólo va ligada a síntomas motores, sino que también existen otras manifestaciones no motores entre los cuales se encuentran los siguientes tipos:
- Síntomas cognitivos: deterioración cognitiva, ansiedad, depresión, apatía, ilusiones y alucinaciones.
- Trastornos del sueño: trastorno de conducta del sueño REM, somnolencia diurna, síndrome de piernas inquietas
- Disfunción autonómica: urgencia urinaria, hipotensión ortostática, disfunción eréctil, hiperhidrosis.
- Síntomas gastrointestinales: salivación excesiva, disfagia, estreñimiento, cambio en el sentido del gusto.
Intervención en pacientes con Parkinson
En cuanto al tratamiento de esta enfermedad actualmente no existe ningún tratamiento eficaz motivo por el cual las terapias existentes tienen como objetivo reducir la sintomatología. Debido a que los síntomas motores de esta enfermedad se producen debido a una pérdida de terminales dopaminérgicos, los principales tratamientos están dirigidos a una reposición de los niveles de dopamina en el cerebro. El primer fármaco sintetizado para ello fue la Levodopa, que es el precursor metabólico de la dopamina. Esta sustancia se absorbe en el intestino delgado y llega al sistema nervioso central donde se convierte en dopamina.
Otras complicaciones asociadas
La enfermedad de parkinson conlleva, con significativa probabilidad el desarrollo de psicopatología en forma de ansiedad y depresión. La depresión produce un gran impacto en el paciente y sus familiares. Está asociada a un deterioro cognitivo y motor acelerado, a una peor calidad de vida y a una mayor afectación en las actividades diarias. Por otra parte, la sintomatología ansiosa influye negativamente en el deterioro de las funciones ejecutivas, de la velocidad de sustitución visoverbal, de la memoria visomotora, de la capacidad atencional, de la competencia de secuenciación, del procesamiento de la información y de la velocidad motora en este tipo de pacientes.
Referencias bibliográficas
Vallejo Zambrano, C. R., Jiménez Jiménez, R. A., Morán Rodríguez, V. E., Gómez Chumo, M. E., Del Valle Pilay, M. B., & Palma Moreno, N. J. (2020). Síndrome de Parkinson: Revisión bibliográfica y actualización. RECIMUNDO, 4(4), 270-281. https://doi.org/10.26820/recimundo/4.(4).octubre.2020.270-281