Autora: Montse Vaca, neuropsicóloga en Elisabet Rodríguez – Psicologia i Psicopedagogia (Granollers).
El Sistema Nervioso y sus funciones
El Sistema Nervioso (SN) es una estructura compleja y sofisticada que se encuentra en todos los seres vivos. Es el encargado de recibir, procesar y transmitir información entre diferentes partes del cuerpo, permitiendo así que los organismos puedan responder a los cambios en su entorno y mantener su homeostasis.
¿Qué estructuras forman el Sistema Nervioso?
El Sistema Nervioso se divide en dos partes principales: el Sistema Nervioso Central (SNC) y el Sistema Nervioso Periférico (SNP). El SNC está compuesto por el cerebro y la médula espinal, mientras que el SNP incluye los nervios que conectan el SNC con el resto del cuerpo.
El cerebro es el órgano principal del SNC, y es responsable de funciones como la percepción, el pensamiento, la memoria y el control de los movimientos corporales. Está dividido en dos hemisferios, cada uno de los cuales controla diferentes funciones. Por ejemplo, el hemisferio izquierdo es el encargado mayoritario de funciones como el lenguaje y la lógica, mientras que el hemisferio derecho se enfoca principalmente en la creatividad y la percepción espacial. Ambas estructuras están conectadas por el cuerpo calloso, un haz de fibras nerviosas que permite la acción coordinada y conjunta de ambos hemisferios.
La médula espinal es una estructura cilíndrica ubicada en la columna vertebral que se extiende desde el cerebro hasta la zona lumbar. La médula espinal es responsable de transmitir información entre el cerebro y el cuerpo, así como también controla los reflejos espinales. Estos reflejos son respuestas automáticas ante estímulos determinados, como por ejemplo el movimiento involuntario de una mano al tocar algo caliente.
El SNP, por otro lado, está compuesto por los nervios que se encuentran fuera del cerebro y la médula espinal. Estos nervios se dividen en dos tipos: los nervios sensitivos y los nervios motores. Los nervios sensitivos llevan información desde los receptores sensoriales (como los ojos, los oídos o la piel) hasta el SNC, mientras que los nervios motores transmiten señales desde el SNC hacia los músculos y las glándulas.

El Sistema Nervioso Somático y el Sistema Nervioso Autónomo
El sistema nervioso también se divide en dos partes funcionales: el sistema nervioso somático y el sistema nervioso autónomo. El sistema nervioso somático tiene como función principal el control de los movimientos voluntarios, mientras que el sistema nervioso autónomo es responsable de funciones involuntarias, como la respiración, la digestión y la frecuencia cardíaca.
El sistema nervioso autónomo, a su vez, se encuentra dividido entre el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. El sistema nervioso simpático se activa en situaciones de estrés o peligro, y aumenta la frecuencia cardíaca, dilata las pupilas y prepara al cuerpo para la acción. El sistema nervioso parasimpático, por otro lado, se activa en situaciones de relajación y ayuda al cuerpo a reducir la frecuencia cardíaca, la respiración y la presión arterial.
El papel de las neuronas en el SN
Las células que conforman el Sistema Nervioso reciben el nombre de neuronas. Estas unidades nerviosas especializadas son las encargadas de transmitir señales eléctricas y químicas a través del organismo del ser humano. Están compuestas por tres partes principales: el cuerpo celular, las dendritas y el axón.
El cuerpo celular es el núcleo de la célula y contiene el ADN. Las dendritas son ramificaciones cortas que se extienden desde el cuerpo celular y reciben señales eléctricas de otras neuronas. El axón es una prolongación larga y delgada cuya función es la de transmitir las señales recibidas a otras neuronas. Las neuronas también tienen células de soporte llamadas células gliales, que ayudan a mantener el ambiente adecuado para que estas células puedan funcionar correctamente.
Enfermedades derivadas de alteraciones en el SN
Las enfermedades del sistema nervioso pueden afectar a cualquier parte del cuerpo y pueden tener una variedad de síntomas. Algunos trastornos neurológicos comunes incluyen la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple o la epilepsia.
Referencias bibliográficas
Bear, M.F., Connors, B.W., & Paradiso, M.A. (2016). Neuroscience: Exploring the Brain. Wolters Kluwer.
Kandel, E.R., Schwartz, J.H., & Jessell, T.M. (2013). Principles of neural science. McGraw-Hill.